Quintin Condori

Artesano de Santiago de Río Grande

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En los vastos paisajes del poblado de Rio Grande, en algún rincón escondido entre las ondulantes dunas y el cielo inabarcable, reside un hombre cuyas manos han tejido historias a través de las eras: Quintin Condori, Alfarero Lickanantay.

Quintin es un maestro en la alquimia ancestral que transforma la tierra en arte. Su taller, su hogar, rodeado por la imponente presencia de cactus cardón, es un santuario donde la magia del barro cobra vida. Con manos curtidas por el sol y la experiencia transmitida de generación en generación, Quintin da vida a piezas únicas que reflejan la esencia de su cultura Lickanantay.

Sin embargo, la vida de Quintin es un equilibrio entre dos mundos. Mientras moldea el barro con maestría, sus días también están marcados por la laboriosa rutina de la agricultura y la ganadería. Acompañado por su compañera, ambos se aventuran en los campos en busca de la materia prima que alimentará sus creaciones y sus hogares.

El cactus cardón, símbolo de resistencia en estas tierras áridas, se convierte en la base de muchas de las obras de Quintin. Su destreza para extraer las fibras de esta planta y transformarlas en hilos resistentes revela no solo su habilidad artística, sino también su profundo conocimiento de la naturaleza que lo rodea.

Pero la destreza de Quintin no se limita solo al taller. Él es, además, un guía local de turismo, compartiendo con visitantes la riqueza de su tierra y la historia arraigada en cada rincón. Con pasión, Quintin lleva a quienes lo siguen por senderos marcados por sus antepasados, revelando secretos ancestrales y conectando a la comunidad con su entorno.

En el poblado de Rio Grande, Quintin Condori no solo es un alfarero; es un hacedor de tradiciones, un agricultor de historias y un embajador de su cultura. A través de sus manos, el barro se convierte en un testimonio tangible de la riqueza de su herencia, y su vida se entreteje con la tierra que moldea y cuida con devoción.