Dionisia Berna
San Pedro de Atacama
En los vastos paisajes del desierto de Atacama, hogar ancestral de antiguas civilizaciones, se encuentra Dionisia Berna, una hábil artesana que ha dedicado su vida a dominar el arte del barro rojo con oropel. Sus manos expertas amasan, maceran y cuidan la delicada mezcla de greda durante arduos 40 días, manteniéndola constantemente húmeda para lograr la perfección en cada una de sus creaciones.
La destreza y conocimiento de Dionisia en este oficio ancestral le fueron transmitidos por su madre, quien a su vez los había heredado de generaciones anteriores. Dionisia siente un profundo amor y respeto por el agua y la tierra, elementos fundamentales de la naturaleza que conforman su identidad territorial. Ella es originaria de Lickanantay, una ancestral comunidad ubicada en el poblado de Toconce, en las alturas del río Loa.
En su pequeño taller, situado en la actualidad en San Pedro de Atacama, Dionisia da vida a diferentes piezas de cerámica con el mismo esmero y dedicación que sus ancestros. Cada objeto que crea es una manifestación de su conexión con la tierra, una forma de honrar la historia y las tradiciones de su pueblo.
La preparación de la greda es un proceso minucioso y preciso. Dionisia selecciona cuidadosamente la arcilla roja, mezclándola con el oropel, un polvo dorado que le da a sus creaciones un brillo especial. Con paciencia y maestría, amasa la mezcla hasta obtener una textura adecuada, permitiendo que los elementos se fusionen de manera armoniosa.
Una vez que la mezcla alcanza la consistencia perfecta, Dionisia da rienda suelta a su imaginación y habilidad. Sus manos moldean el barro con una destreza sorprendente, creando vasijas, platos, jarrones y otros objetos decorativos, cada uno con su propio carácter y encanto.
El proceso no termina ahí. Dionisia comprende que el secado rápido podría ocasionar fisuras y deformaciones en las piezas, por lo que mantiene un constante cuidado para que el barro se mantenga húmedo durante el tiempo necesario. Esto garantiza una cocción uniforme y una calidad excepcional en el resultado final.
La labor de Dionisia trasciende el mero acto de crear objetos de cerámica. Su trabajo es un testimonio vivo de una cultura rica en historia y tradiciones. Cada pieza que sale de sus manos es un homenaje a la sabiduría de sus ancestros y a la fuerza de la naturaleza que les rodea.
Dionisia Berna, la artesana del barro rojo con oropel, es una custodia de la identidad territorial y una embajadora del legado cultural de Lickanantay. Su dedicación y pasión por el arte cerámico son una inspiración para las generaciones presentes y futuras, manteniendo viva la esencia y el espíritu del desierto de Atacama.