Adriana Puca y Novia Puca

Artesana de San Pedro de Atacama

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En los vastos y majestuosos paisajes de la región de Atacama, se encuentran dos mujeres excepcionales que han consagrado su existencia a un noble arte ancestral. Adriana y Nolvia, nombres que resuenan con reverencia en los corazones de aquellos que aprecian y valoran la riqueza cultural y artesanal de la humanidad. Son las intrépidas artesanas Lickanantay, cuyas manos diestras han tejido hilos de tradición y preservado la esencia misma de un territorio.

A través de los años, estas incansables mujeres han mantenido viva la herencia de sus antepasados, dedicándose con fervor a la creación de productos elaborados con la lana de llamas y ovejas, resultado del delicado proceso de crianza, cuidado y esquilado de estos nobles animales. Su labor no se limita a la mera obtención de la materia prima, sino que abarca cada fase de transformación que da vida a sus creaciones.

La lana, tras ser cuidadosamente limpiada, cae en manos de estas virtuosas artesanas, quienes, con maestría y paciencia, hilan cada fibra, entrelazando pasado y presente en cada hebra que conforma sus tejidos. En cada movimiento de sus ágiles dedos, se fusionan los conocimientos ancestrales transmitidos de generación en generación, con la pasión y el amor que solo un verdadero artesano posee.

El resultado de su esfuerzo trasciende fronteras y alcanza todos los rincones del mundo. Los productos de Adriana y Nolvia, genuinas manifestaciones de su talento y dedicación, han conquistado los corazones de aquellos que buscan apreciar la autenticidad y la identidad arraigada en cada pieza. Desde las áridas tierras de Atacama hasta los lugares más remotos y recónditos del planeta, su labor ha dejado una huella imborrable en la historia del arte textil.

Es importante destacar que estas talentosas mujeres son hijas de una ilustre cultora atacameña, doña Evangelista Soza, Pastora Talabreña, cuyo incansable esfuerzo permitió que la artesanía lickanantay alcanzara la visibilidad a nivel nacional. A través de su dedicación y compromiso, logró transmitir a sus hijas el legado ancestral y la pasión por preservar las tradiciones de su pueblo.

En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, Adriana y Nolvia son un faro de luz que guía a aquellos que buscan enraizarse en la historia y enaltecer la herencia cultural. Su labor trasciende el mero acto de crear, pues cada puntada que borda su obra maestra es un tributo a la memoria colectiva, una forma de honrar a sus antepasados y preservar la identidad única de su territorio.

En reconocimiento a la valiosa contribución de Adriana y Nolvia, la humanidad se rinde ante su dedicación inquebrantable, su habilidad sin igual y su compromiso con la preservación de una tradición que trasciende el tiempo. Son guardianas de un legado preciado, portadoras de un conocimiento